Nutrición y ADN
jueves , 3 de octubre de 2013
Extracto resumen de la entrevista de nuestro Acad. Correspondiente, el eminente profesor José María Ordovás, de la Univ. de Tufts en Boston y del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). ElPaís.02.10.2013
Extracto
La finalización del Proyecto del Genoma Humano fue anunciada con gran fanfarria y fue acompañada de promesas de revolución inmediata que, en su mayor parte, no han llegado a materializarse, no porque no fueran realistas sino por la falta de realidad impuesta a los tiempos en que los beneficios anunciados iban a formar parte de la sociedad. Como parte de esta revolución de la medicina a través de la Genómica, se encuentra la Nutrigenómica, ciencia que fusiona la genética y la nutrición. Esta asociación de áreas del conocimiento es lógica y necesaria. Por un lado, a pesar de la potente tecnología genómica que tenemos en nuestras manos, no podemos explicar mas alla de un 10% del componente genético de las enfermedades comunes, como la obesidad o el cáncer. Por otra parte, la nutrición clásica no puede explicar las razones por las cuales la misma dieta puede tener efectos tan diferentes en una persona u otra. La nutrigenómica puede contribuir a un conocimiento mas profundo y al mismo tiempo practico de la interacción entre el genoma y el medio ambiente y como esta contribuye al estado de salud del individuo.
Los alimentos que consumimos no pueden cambiar nuestros genes de forma rápida, pero sus componentes si que influyen, y de manera muy importante, sobre la regulación de los genes
A largo plazo, los genes, o mas bien, la abundancia de sus mutaciones, pueden cambiar significativamente a través de generaciones como resultado de la dieta de las poblaciones. Ahí está el caso de la tolerancia a la lactosa, que fue el resultado de una mutación que, al ser altamente beneficiosa en culturas ganaderas, se ha ido extendiendo a una velocidad evolutiva vertiginosa. Sin embargo, aunque no podamos influir, o cambiar la secuencia de los genes con la dieta a corto plazo, si que podemos influir sobre su expresión, a través de la epigenética.
Tradicionalmente hemos pensado que la expresión de los genes estaba regulada por factores que se unían a lo que consideramos la parte delantera de los mismos y que actuaban como los pedales del acelerador y del freno de un automóvil, pero mas recientemente hemos descubierto que además, la expresión de los genes tiene una especie de “freno de mano”, en forma de unas cortas cadenas de nucleótidos, conocidos como micro-ARN.
La parte más intrigante de estos micro-ARNs es que aunque ya conozcamos más de 1000 diferentes en nuestro organismo puede ser que estos micro-ARNs endógenos no sean los únicos que circulan en nuestro organismo. Es posible que además micro-ARNs presentes en nuestros alimentos no sean destruidos en el proceso de la digestión y que sean absorbidos para actuar y regular la expresión de nuestros genes. Seria pues una prueba más de que somos los que comemos.
En el futuro, la nutrigenómica nos permitirá, a través de algo tan sencillo como un poco de saliva, establecer que patrón nutricional deberíamos seguir al objeto de vivir con mejor salud durante mayor tiempo. Esto no debe confundirse con algunos test que prometen desvelarnos que alimentos son más o menos compatibles con nosotros. Estos están basados, en su mayor parte, en tecnologías antiguas, con origen en la época pre-genómica y con una fiabilidad muy pobre y sin validación científica. Al contrario los tests de nutrigenómica deben estar avalados por los resultados validados de la investigación científica. El objetivo de la nutrigenómica es identificar que patrón alimentario es el mas adecuado para cada genoma al objeto de prevenir las enfermedades pero además mantener el mayor estado de vitalidad y salud.
Así pues, que se puede esperar de la nutrigenómica?: Primero, los análisis genéticos nos permitirán conocer la predisposición a tener las enfermedades más comunes (diabetes, obesidad, hipercolesterolemia). El siguiente paso es saber cómo actuar para prevenirlas. Porque hay personas a las que les da lo mismo comer más o menos grasa, ya que tienen unos genes “robustos” a la hora de su metabolismo. En otros casos, habrá individuos que serian beneficiados particularmente de una alta ingesta de omega-3; y lo mismo ocurre a la hora de definir el consumo apropiado de vitaminas, minerales… Evidentemente, cada persona tiene necesidades diferentes, y hasta hoy en día no hemos sido capaces de identificarlas y definirlas, algo que cambiara muy positivamente con la introducción de la nutrigenómica.
En su libro “Nutrigenómica”, preciso, conciso y claro, no expresa dieta alguna, sino que explica algunos consejos: Para personas con una “buena herencia genética”, se trata de comer de todo, pero menos. No estamos hablando de obsesionarse con cada comida, sino conseguir el equilibrio a lo largo del día o de la semana. Y hacer ejercicio. Lo que ocurre es que la sociedad actual con sus imposiciones y su estrés, nos lo pone difícil. Ya decía el eminente científico Grande Covián, que es más fácil cambiar de religión que de dieta. Por eso yo siempre digo que, en medicina, las cuatro pes (prevención, predicción, personalización y participación) no sirven si no hay una quinta, la del placer.