El mundo conmemora el 25 de abril el Día Mundial de la Malaria. Desdse 2007, a partir de la Declaración de Abuja la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el 25 de abril como el Día Mundial de la Malaria, para conmemorar los esfuerzos a nivel mundial para controlar la enfermedad. Con este motivo, Ben-kimoon Secretario General de las Naciones Unidas ha enviado un mensaje expresando el deseo de una conciencia mundial contra la enfermedad. Resumimos algunos de los aspectos generales de la enfermedad y su devenir.
En el Sexto de los “Objetivos de Desarrollo del Milenio” de la OMS se fija el año 2015 como fecha para la “detención y comienzo de la reducción del paludismo en vista a su total erradicación”. A tan sólo cuatro años de este modesto objetivo la realidad sobre el paludismo en el mundo no es desesperante porque hay nuevos recursos terapéuticos y nuevas dianas moleculares que serán explotadas en breve y porque abundan, dentro de un orden, los recursos financieros para seguir investigando. En sentido contrario, sigue habiendo abundantes dificultades: establecimiento de resistencias, selección negativa de mosquitos transmisores, exófilos – que descansan y digieren su toma de sangre humana en el campo, fuera del contacto con los insecticidas – y mas fuertes – de mayor tamaño y vitalidad – al ser menor su número como consecuencia de los mosquiteros impregnados de insecticidas.
La realidad sigue siendo dura, dolorosa. En la última década, el mapa de la malaria, con luces y sombras, ha quedado configurado de la siguiente forma:
Cerca de la mitad de la población mundial, unos 4.000 millones de personas están en riesgo de sufrir malaria, que es endémica en 107 naciones, precisamente las más pobres. No obstante hay un claro progreso en la reducción de la incidencia del proceso. Desde mas de un millón de muertos por esta causa en el mundo al comienzo del siglo XXI, en el 2009 la cifra bajó a 781.000 muertes entre los 225 millones de casos.
Hay un claro éxito en la lucha contra la enfermedad. Hay nuevas áreas libres del proceso como los Emiratos Árabes Unidos y Marruecos. Entre el 2000 y 2008 hubo una disminución del 50 % de los casos de paludismo en América del Sur (de 1,14 millones en el 2000 a 572.000 en el 2008).
África intertropical sigue siendo el primer campo desgraciado de la malaria. Muchos factores necesarios para la enfermedad se reúnen en este espacio del continente: el clima, la pobreza – vivienda y alimentación insuficientes- y especialmente la presencia de especies de mosquitos preferentemente antropófilos – que se alimentan preferentemente de sangre humana – Anophles gambiae en sentido amplio y Anopheles funestus , transmisores eficacísimos de Plasmodium falciparum, el protista responsable del paludismo mortal. También es aquí donde se obtienen éxitos más rápidos. De los 53 países africanos que firmaron la declaración de Abuja que señaló el 25 de abril como día de la Malaria en África, 11 entre ellos han logrado disminuir cerca del 50 % de nuevos casos de malaria. Aun mueren muchos niños, menores de 5 años de paludismo en África, pero muchos también, unos 750.000 según la OMS se han salvado desde el año 2000 gracias a los programas de prevención, fundamentalmente dormir bajo mosquiteros impregnados con un insecticida de contacto de larga duración. Esto junto con programas de desparasitación de gusanos intestinales y esquistosmas, de las vacunas infantiles y otras medidas sanitarias ejecutadas en programas reglados y altruistas.
Aun queda un largo trecho, aun mueren muchos niños, muchas mujeres embarazadas, muchos hombres por esta causa. La primera vacuna, modesta en su eficacia, pero útil, la RTS,S se registrará antes del 2013. Vendrá a sumarse a los programas de lucha y a la eficacia de nuevos fármacos – moléculas activas – y nuevos medicamentos para la prevención y el tratamiento.