Las lactonas macrocíclicas originalmente aisladas en el Instituto Kitasato de Japón a partir del cultivo de una bacteria filamentosa, Strectomyces avermectinus Takahashi, llamdas genéricamente avermectinas, se comportan como antihelmínticos (nematodicidas) e insecticidas. Las avermectinas de semisíntesis han tenido un enorme desarrollo para el control de las nematodosis de rumiantes y équidos, empleándose secundariamente para el control de alguna de las enferemedades olvidadas tropicales humanas como la “ceguera de los ríos” u oncocercosis. La aplicación masiva – a toda la población – para el control de la oncocercosis, ocasiona simultáneamente una disminución de la incidencia de paludismo, ahora demostrada experimentalmente en el campo.
Posteriormente al hallazgo de las avermectinas, la empresa farmacéutica Merck Sharp and Dohme, a partir de 1978, desarrolló mediante semisíntesis la Ivermectina, seguida de otras moléculas próximas tales como selamectina, doramectina y abamectina. Su actividad se debe a la capacidad de interrumpir la transmitancia eléctrica entre nervios y músculos al estimular la salida y unión del GABA (ácido gamma-amino butírico) en la terminación nerviosa, causando hiporpolarización por aflujo de iones cloro. El fármaco se une y activa los canales GluCl – cloro glutamato – presentes en neuronas y miocitos, específicos de invertebrados ecdisozoos (nematodos y artrópodos) .
Los receptores GABA-érgicos de la unión neuromuscular se encuentra en los nematodos en el cordón nervioso ventral, mientras que en los mamíferos se localizan principalmente en el SNC, por lo que debido al tamaño molecular del fármaco las avermectinas no superan fácilmente, en las dosis terapéuticas y con alguna excepción, la barrera hemato-encefálica.
Al menos una de las avermectinas, la Ivermectina, está registrada para uso humano en la prevención y control de la infección por Onchocerca volvulus causante de la ceguera de los ríos, así como otros procesos como las filariosis linfáticas, la estrongiloidosis y las sarnas. La Ivermectina ha sido usada intensamente, desde 1990 en campañas de administración masiva en África por el programa APOC (programa africano de control de la oncocercosis), así como en el GPELF (programa global de erradicación de la filariosis linfática) que en conjunto representa el tratamiento de más de 80 millones de personas en los países tropicales donde estas nematodosis son endémicas.
Ante un fármaco activo frente a nematodos y artrópodos, la hipótesis inmediata es su posible doble uso para dos procesos simultáneamente endémicos – filariosis y paludismo. Y así se comprobó in vitro que la sangre humana posterior a un tratamiento frente a microfilarias de Onchocerca o Wuchereria reducía la longevidad y capacidad vectorial de diferentes especies de mosquitos transmisores de paludismo que se alimentaban de esta sangre. Posteriormente, en ensayos exvivo se demostró que la sangre humana después de un tratamiento estándar (150 mg/kg) era capaz de disminuir la supervivencia de Anopheles gambiae cultivados en el laboratorio. Tras otros diversos ensayos laboratoriales se publica ahora en la revista Amercian Journal of Tropical Medicine and Hygiene, 2011, 85:3-5 por K.C. Kobylinski et al. la experiencia de campo, en el Sur de Senegal, del e fecto doble de la ivermectina usada (Mectizan™, Merck & Co., Inc)para el control de la oncocercosis de sabana. Se redujo significativamente la supervivencia tanto A. gambiae s.s. (p<0.0001) como A.arabiensis capaturados en las chozas hasta 6 días después del tratamiento de la personas que en ellas pernoctaba con ivermectina a la dosis habitual para el control semestral de la oncocercosis. El simple tratamiento antihelmíntico produce una disminución de la transmisibilidad del paludismo, traducida en la Ro (razón de reproducción del mosquito) por debajo del límite basal durante al menos 11 días.
Aunque en el trabajo analizan transmisores endófilos – que reposan en el interior de la vivienda después de la toma de sangre -, vectores que también son más susceptibles de ser controlados con insecticidas de larga duración incorporados a pinturas de interior, también los vectores exófilos se verán afectados por la actividad residual de la ivermectina usada para el control de la oncocercosis y otras filariosis. Por otra parte, la ivermectina puede incorporarse también a las medidas preventivas cuando después de inundaciones se espera un brote de paludismo.