Una reflexión sobre medicamentos y enfermedades olvidadas.“Las enfermedades del mundo rico pueden secuestrar a las (empresas) biotecnológicas del mundo pobre”.
Ha surgido en los países en desarrollo una nueva ola de empresas de biotecnología, para responder a una necesidad mundial urgente: medicamentos y vacunas a precios asequibles para los pobres. Pero hay un peligro de que las fuerzas del mercado los empujen en sentido contrario; hacer medicamentos más para los ricos que para pobres.
Rahim Rezaie y Peter Singer, de la Universidad de Toronto, Canadá, estudiaron a 78 pequeñas empresas innovadores de biotecnología en cuatro economías emergentes del mundo en desarrollo: India, China, Brasil y Sudáfrica. Las empresas cuentan, con destino a las necesidades locales tales como la tuberculosis y las enfermedades tropicales, con 69 medicamentos y vacunas ya en el mercado mas otros 54 en trámite. Estos medicamentos vienen a suplir la falta de remedios contra las enfermedades olvidadas de las empresas farmacéuticas de Europa y América del Norte que dejaron de producirlos ya que la mayoría de las personas que los necesitan no pueden pagarlos, por lo que el desarrollo de los mismos resulta económicamente poco atractivo.
El proceso de probar y llevar al mercado a los medicamentos y las vacunas es caro, por lo que las pequeñas empresas tienen la necesidad de asociarse con las grandes empresas farmacéuticas para hacerlo. Como resultado, Singer y Rezaie advierten del peligro de un cambio en la orientación, pasando a fabricar los productos para el tratamiento de las enfermedades del mundo rico, preferencia de las grandes compañías farmacéuticas. Rezaie cita una empresa de la India, que colabora con una empresa danesa sobre un tratamiento para la diabetes, y otra de China que trabaja con empresas de EE.UU. sobre fármacos para la enfermedad inflamatoria intestinal. Ambas son enfermedades características del mundo occidental.
¿ Salud o riqueza?
La empresa farmacéutica Biotechnics Shantha de Hyderabad, la India, propició, gracias a una vacuna diseñada con bacterias equipadas con genes virales, la vacunación contra la hepatitis B de millones de indios a un coste 60 veces menor de lo habitual. Pero, el año pasado, el laboratorio fue comprado por Sanofi-aventis, con sede en París y se teme que su enfoque podría cambiar.
“Estas empresas no tienen que elegir entre la salud mundial y riqueza global”, dice Singer. “Hay cosas que se pueden hacer ahora para que sea más fácil que estas empresas obtengan beneficios y satisfagan las necesidades locales.”
Las subvenciones gubernamentales o filantrópicas que actualmente se dan a las grandes empresas para que produzcan medicamentos frente a enfermedades olvidadas, se podían destinar también a las pequeñas compañías locales que se esfuerzan por producir éstos en las áreas donde se precisan. Por otra parte convendría que las compañías permitieran a los investigadores independientes, bajo el pago de las regalía acordadas, desarrollar medicamentos frente a estas enfermedades desatendidas. Asimismo convendría crear sistemas de intercambio de información que faciliten a las empresas de los países en desarrollo la mutua colaboración.
“Estas [las pequeñas empresas biotecnologicas] son como una veta de oro aprovechable para la salud mundial”, dice Singer
Fuente: Nature Biotechnology, DOI: 10.1038/nbt0910-907