El informe “Día Mundial de la Malaria 2010: actualidad sobre África” realizado por Unicef, pone en evidencia cómo las mejoras logradas en África forman parte de una tendencia positiva en auge en el periodo 2004-2009, que han marcado el aumento de la financiación para luchar contra esta enfermedad.
“Las inversiones en el contraste a la malaria están salvando vidas humanas y produciendo beneficios a largo plazo para los estados”, señalaron desde Unicef recordando que gracias a estas financiaciones hoy en día se puede salvar la vida de un niño cada tres minutos.Dos tercios de los fondos para contrastar la malaria provienen del Fondo Global para la lucha contra el SIDA, y la tuberculosis. El resto de recursos provienen del Banco Mundial, siendo destinada la mayor parte de las ayudas, el 90% a África.
Los datos presentados en el informe de la ONU confirman que de los 350 millones de mosquiteras tratadas con insecticida que serían necesarias para alcanzar la cobertura universal, se han entregado ya unos 200 millones en los países africanos entre 2007 y 2009. Además, los estados africanos están adoptando estrategias de cura más eficaces pero también más costosas.
El problema siguen siendo los más pequeños, los más vulnerables en estos casos.
El presidente de Unicef en Italia, Vincenzo Spadafora ha señalado recientemente la importancia de la celebración de este año ya que “ahora que el decenio para la lucha contra la malaria está cerca de su conclusión, podemos afirmar que 2010 será un punto de inflexión para poner bajo control esta enfermedad”.El problema de la malaria es un argumento que preocupa también a la Santa Sede. Así lo puso de manifiesto monseñor Celestino Migliore ante la ONU durante el congreso “2001-2010, diez años para reducir la malaria en los países en vías de desarrollo, en particular en África”.
En su discurso Mons. Migliore recordaba como cada año entre 300 y 500 millones de personas contraen esta enfermedad que asesina al menos a un millón de personas, produciendo una muerte cada treinta segundos, muriendo sólo en África 3.000 niños cada día.“Para combatir esta enfermedad –señalaba el prelado- hay que continuar prestando atención a la investigación, a la prevención, y a la cura.
Sabemos que la reducción de la transmisión de la malaria se obtiene previniendo las picaduras de mosquitos y controlando su número”. Por este motivo desde la Santa Sede se instaba a dar a todas las personas en riesgo el acceso a fármacos y a exámenes diagnósticos fiables. “La comunidad –finalizó- tiene que seguir prestando atención a esta enfermedad”. Una invitación que cobra hoy en día mayor importancia al concluirse el decenio marcado como objetivo de poner fin a la malaria en el mundo.
Informa Radio Vaticano