Informe G-Finder de enfermedades olvidadas

El informe G-Finder, que se realiza desde 2007 y analiza el dinero destinado a fármacos, vacunas y herramientas diagnósticas para 31 enfermedades, desgrana la ayuda otorgada por los distintos países, así como por las organizaciones filantrópicas y el sector privado. Ocho de los 12 gobiernos donantes -que aportan el 93,1% del total de los fondos públicos para estas epidemias- han disminuido sus ayudas.

El Informe, tras estudiar la inversión global en investigación y desarrollo de nuevos productos para las llamadas ‘enfermedades olvidadas’ destaca que en 2010 los principales países donantes -excepto el Reino Unido- redujeron de forma drástica su aportación a esta causa.

La Comisión Europea dio 25,8 millones de dólares menos (un descenso del 21,8%) y su aportación actual representa sólo el 3,2% del dinero para investigar sobre estas enfermedades. España dejó de dar 5,9 millones (un descenso del 29,9%), Alemania otorgó 4,3 millones menos (una reducción del 12,5%), Francia redujo su aportación en 7,4 millones (15,6% menos), Suecia en 14,2 millones (un descenso del 43%), Noruega en 3,5 millones (un 20% menos), Holanda en 11,2 millones (bajada del 39,1%) y Dinamarca en 8,4 millones (una caída del 49,7%).

Más allá de Europa tampoco se libran de la crisis económica, que por primera vez el pasado año se dejó notar en las ayudas a la salud internacional, según destaca el informe. Brasil disminuyó su aportación en 20,8 millones de dólares, Canadá en 7,4 millones y Estados Unidos en 75 millones.

La ayuda filantrópica tampoco es la de antaño y disminuyó un 12,4% (un total de 79,8 millones de dólares menos), principalmente debido a la retirada de financiación por parte de la Fundación Gates.

Los que cambian esta tendencia a la baja y van a contracorriente son el Reino Unido , que ha sido el único gobierno en aumentar su aportación un 15%, y la industria farmacéutica , cuya ayuda para la investigación y desarrollo de nuevos productos se ha incrementado un 35%.

Pese a los grandes recortes, el sector público sigue aportando casi dos tercios de los fondos globales (65%). Sin embargo, el sector filantrópico ya no juega el rol principal que ostentaba hace años y está casi a la par de la industria farmacéutica, ya que aportan el 18,5% de la financiación y el 16,4%, respectivamente.

“Ha habido enormes progresos y hoy tenemos en desarrollo más de 100 productos para tratar enfermedades que afectan principalmente a los países pobres. Sin embargo, en este tiempo de gran oportunidad, el apoyo de los gobiernos y de los donantes privados se ha evaporado . Estamos en un momento en el que la inversión en tecnología que salva vidas es crucial. Los recortes que refleja este informe pueden tener consecuencias desastrosas para la salud global”, declara el doctor Mel Spigelman, presidente de TB Alliance, una organización que trabaja por mejorar las condiciones de los enfermos de tuberculosis y que se ha visto afectada por el descenso de la ayuda.

“En el caso de la tuberculosis es especialmente problemático, ya que hay tratamientos en la última fase de desarrollo que no podrán salir adelante. Sin estos productos, la enfermedad continuará siendo una lacra para los más pobres y el riesgo de que surjan resistencias aumenta”, explica Spigelman. “Sin fondos, la investigación tiene que frenarse. En nuestro ensayo REMox, en fase III, hemos tenido que reducir el número de participantes y de localizaciones geográficas en las que lo estábamos realizando”, añade.

La investigación que recibió más dinero en 2010 fue la que se centra en productos para luchar contra el sida (1.073 millones de dólares, el 35% del total de los fondos), seguida de la tuberculosis (575 millones de dólares, el 19% del total) y la malaria (547 millones de dólares, 18%). No obstante, estas cifras suponen un descenso del 77% desde 2007.

El dengue y las enfermedades diarréicas recibieron cada una más del 5% de la financiación, mientras que la investigación para la lepra, la úlcera de Burundi, el tracoma y la fiebre reumática consiguió menos de 10 millones de dólares cada una.

El dinero para desarrollar nuevos productos contra la neumonía bacteriana y la meningitis aumentó en 2010 un 53%, mientras que el destinado a la enfermedad del sueño, la leismaniasis y el Chagas cayó un 10%.

 

Fuente: Isabel L. Lantigua. El Mundo.es