Los orígenes de la malaria

Un equipo de investigadores de distintos continentes acaba de confirmar lo que hasta ahora era tan sólo una de las muchas hipótesis en torno al origen de la malaria: ésta saltó de los chimpancés de África ecuatorial a los hombres por medio de los mosquitos, el medio de transporte que utilizó el ‘bicho’ para ir de un huésped a otro. El rastro de la enfermedad, desconocido hasta la fecha, se ha podido reconstruir gracias a los análisis genéticos de los parásitos que causan la patología tanto en los humanos como en los homínidos.

La comunidad científica sabía desde hace tiempo que el pariente más cercano del ‘Plasmodium falciparum’- responsable del 85% de los casos de malaria en las personas y del 100% de los casos mortales- era el ‘Plasmodium reichenowi’, el causante del trastorno en los monos. La creencia más extendida entre los expertos era que ambos habían coexistido por separado en las dos especies y que procedían de un ancestro común de hace cinco millones de años.

Sin embargo, no es así. Los autores de la investigación señalan que estos parásitos están mucho más unidos de lo que se pensaba y, al igual que ocurrió con el sida o con epidemias más modernas como el SARS (el síndrome respiratorio agudo severo), la malaria tiene un origen animal y pasó de los chimpancés a los hombres.

Para llegar a esta conclusión, que publican en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Science’, los investigadores -de EEUU, Alemania, Camerún y Costa de Marfil- han analizado ocho muestras aisladas del ‘P.reichenowi’, obtenidas de chimpancés salvajes y en cautividad en Camerún y Costa de Marfil. De esta forma, han observado que este parásito, mucho más complejo que el que afecta a las personas, comprende las 133 cepas representativas de la población de ‘P falciparum’, lo que indica que éste último deriva del de los monos y que ha evolucionado a partir de él.

Lo que no tienen tan claro los científicos es cuándo se produjo el salto de uno a otro, ya que pudo ser hace tres millones de años o hace 10.000 años, momento en el cual el ‘P.falciparum’ comenzó a expandirse más ampliamente. La hipótesis más probable es que este traspaso coincidiera con la introducción de la agricultura en zonas tropicales de África durante el último periodo del Neolítico. Esta actividad conllevó la deforestación de esas áreas y favoreció la aparición de ‘piscinas’ de aguas estancadas, que atraían a los mosquitos.

El hallazgo desmiente, por tanto, la idea de la coexistencia por separado de ambos parásitos y también otra teoría extendida que apuntaba al origen humano de la malaria. Los nuevos datos confirman el origen animal. “Cuando la malaria saltó a los humanos se propagó muy rápido y se hizo muy severa. Hoy día la enfermedad es resistente a varios fármacos, por lo que esperamos que este descubrimiento ayude a desarrollar nuevos fármacos o, incluso, una vacuna que prevenga la transmisión del parásito”, concluye Francisco Ayala, biólogo de la Universidad de California (EEUU) y coordinador de la investigación.

La malaria afecta a 500 millones de personas cada año y provoca la muerte de más de un millón, especialmente niños menores de cinco años.

 

Informa Iasbel Lantigua en elmundo.es