Conferencia de Biología de sistemas en la RANF

viernes , 18 de febrero de 2011

El pasado jueves día 17 de febrero, se celebró en la RANF la conferencia titulada: “De la Biología Molecular a la Biología de Sistemas: La segunda transición de las Ciencias de la Vida”, a cargo del Dr. Víctor de Lorenzo del Centro Nacional de Biotecnología, CSIC. La presentación fue realizada por el Dr. Mariano Esteban, el cual después de hacer un resumen del magnífico curriculum del conferenciante, puso de relieve el perfil innovador de este científico al crear la Unidad de Bilogía de sistemas en el Centro Nacional de Biotecnología.

El Dr. de Lorenzo, tras hacernos una pedagógica introducción teórica en el tema, señaló que actualmente podemos hacer una cartografía completa de los componentes de la célula y su relación con las demás células de un sistema vivo. La tecnología del ADN recombinante a principios de la década de 1970 incluía la noción de la ingeniería genética como metáfora de cómo los nuevos métodos permitían la construcción de nuevas propiedades en los sistemas biológicos. La Biología de Sistemas y su vertiente práctica, la Biología Sintética, convierten esa analogía de la ingeniería en una verdadera metodología que supera los enfoques de ensayo y error para diseñar sistemas vivos a base de adoptar un plan completamente racional.

Con este fin, los objetos biológicos son vistos como conjuntos de piezas independientes jerárquicamente ensambladas en módulos, dispositivos, subsistemas y sistemas que pueden ser abstraídos y entendidos por completo. De la misma manera, los componentes de los sistemas biológicos existentes pueden ser deconstruidos y reconstruidos racionalmente para crear nuevos objetos con propiedades biológicas a la carta, nuevas en la naturaleza. Este escenario de ingeniería genética extrema representa un potencial extraordinario para comprender el funcionamiento de los sistemas vivos y para la construcción de materiales biológicos con una gran variedad de aplicaciones, algunas de las cuales (por ejemplo. biosensores para minas antipersonales) son de una gran importancia debido a que estos explosivos inutilizan grandes zonas de terreno y suponen un coste en vidas innecesario. En este sentido se pueden diseñar bacterias que detecten explosivos. Se sabe que el TNT es muy poco soluble y poco disponible biológicamente, no obstante una impureza del explosivo el 2,4 dinitrotolueno (2,4 DNT) es más soluble y mas disponible. La estrategia consiste en rediseñar una proteína para que en lugar de reconocer tolueno, reconozca 2,4 DNT. Esta información, mediante ingeniería genética se lleva a una bacteria de tal forma que cuando detecta el compuesto se produce una emisión de fluorescencia que nos permite detectar el explosivo.