El pasado jueves, 10 de febrero, Diario Médico, recoge en su sección _innovación- que reproducimos integramente, un amplio relato sobre los esfuerzos de llevar a Fase III la utilización para el control de la malaria, de la pintura insecticida Inesfly 5A IGR, esfuerzo de Pilar Mateo y la empresa valenciana Inesba, apoyada ahora por el Departamento de Parasitología de la Facultad de Farmacia de Valencia. La pintura, de tecnología novedosa, asocia dos insecticidas organoforforados y un regulador del crecimiento. Su empleo ha tenido previamente éxito en el control de triatominos, las chinches transmisora de la enfermedad de Chagas.
La malaria está causada por cuatro especies de parásitos protozoos microscópicos sanguíneos del género Plasmodium: vivax, ovale, falciparum y malariae. La enfermedad se transmite por mosquitos vectores de la familia Culicidae del género Anopheles; en la práctica, las hembras de unas 60 especies de Anopheles son las responsables de su propagación. La lucha contra la enfermedad se ha basado hasta ahora en el desarrollo de medicamentos para tratar la afección humana y en el intento de impedir que los afectados siguieran transmitiendo la enfermedad por picadura de Anopheles, pero en los últimos años no ha aparecido ningún fármaco nuevo prometedor y los Plasmodiums no paran de incrementar la aparición de resistencia a los medicamentos existentes. Además, la potencial vacuna no se vislumbra para un futuro inmediato, dada la enorme complejidad de ingeniería genética precisa. Respecto al mosquito vector, las acciones se centran en impedir la picadura por Anopheles con telas mosquiteras, rejillas antimosquitos, repelentes e insecticidas. Sin embargo, los Anopheles han desarrollado resistencia a los insecticidas habituales, tanto organofosforados como piretroides.
En este contexto, un proyecto de investigación desarrollado por Santiago Mas-Coma, catedrático de Parasitología, y su equipo de la Unidad de Parasitología en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia, ha abierto una nueva esperanza en la lucha contra la malaria al comprobar la eficacia de una pintura insecticida -patentada como Inesfly 5A IGR- para combatir a los mosquitos transmisores. El producto, desarrollado por Pilar Mateo, doctora en Químicas, y producido por Industrias Químicas Inesba, de Paiporta (Valencia), contiene dos organofosforados (OPs) -clorpyrifos y diazinón- y un regulador del crecimiento (IGR), el pyriproxifen. Según Mas-Coma, “se trata de una pintura soluble en agua que se puede aplicar como cualquier otra sobre paredes y otras superficies”.
Una microencapsulación polimérica incorpora distintos principios activos y permite su liberación gradual
Liberación gradual
Su desarrollo es fruto de una microencapsulación polimérica, que permite incorporar distintos principios activos, como los insecticidas y reguladores, y que proporciona una liberación gradual y lenta de los activos. “Gracias a esta microencapsulación, que impide la interacción entre los principios, se pueden combinar por primera vez OPs e IGR. Ello supone una enorme ventaja para la acción del IGR, que impide la aparición de resistencia. Además, ese mecanismo le otorga una muy prolongada efectividad en el tiempo, de alrededor de un año”.
Según Mas-Coma, “es un producto efectivo, y una herramienta extraordinaria y muy esperanzadora en la lucha contra la malaria. Además, este proyecto ha logrado algo que buscaban todos los equipos del mundo que investigan en este ámbito y es íntegramente español”.
Para obtener la homologación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el permiso para la utilización abierta de un producto insecticida en la lucha contra cualquier enfermedad infecciosa es necesario superar las tres fases del Esquema de Evaluación de Pesticidas. E Inesfly 5A IGR ha superado ya las dos primeras, realizadas por miembros de la Unidad de Parasitología de Valencia en su laboratorio y en el Centre de Recherche Entomologique de Cotonou, en Cotonou (Benín), bajo la coordinación administrativa del Institut de Recherche pour le Developpement francés. La fase I, de evaluación en laboratorio durante 12 meses, se efectuó sobre cepas susceptibles y resistentes a los OPs del mosquito Culex quinquefasciatus y aplicando la pintura sobre diferentes tipos comunes de superficies. La pintura indujo mortalidad entre el 93 y el 100 por ciento de los mosquitos, incluso de los resistentes a los OPs, después de pasado un año completo desde su aplicación. Además, se comprobó que la fecundidad, fertilidad y emergencia de los estadios adultos de los mosquitos se veían reducidas, incluso en las dosis más bajas, hasta los nueve meses post-aplicación. Mas-Coma ha apuntado que “esta acción del IGR representa un muy importante impacto adicional sobre las densidades poblacionales de los mosquitos cuando el efecto letal de los OPs comienza a disminuir con el tiempo”.
El producto ha logrado lo que buscan todos los equipos del mundo que investigan en esto y es español
Zona endémica
Para superar la fase II, centrada en la evaluación en zona de endemia durante un año, “los estudios se realizaron en seis casas construidas en zona de alta endemia en Benín y la eficacia de la pintura se evaluó sobre cepas tanto susceptibles como resistentes a los insecticidas piretroides del vector Anopheles gambiae y de Culex quinquefasciatus”. A los seis meses las tasas de mortalidad de los mosquitos en las casas fueron del 90 al 100 por ciento en los resistentes, y a los nueve meses, del 90 al 93 por ciento en Anopheles gambiae y del 55 por ciento en Culex quinquefasciatus. Por último, a los doce meses se observó una eficacia residual a largo plazo del 60 al 80 por ciento.
El dilema de la fase III
Los estudios preliminares con el Inesfly 5A IGR se realizaron con el apoyo de la Generalitat Valenciana, y las fases I y II, con el de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid). Ahora, “estamos buscando financiación para la realización de la fase III, que se centrará en la evaluación del impacto epidemiológico y social sobre la enfermedad en humanos en zona de endemia”, señala Santiago Mas-Coma. “Por el momento -matiza-, estamos realizando una pre-fase III en Burkina-Faso, que nos permitirá preparar la futura investigación”. En este sentido, insiste en la necesidad de continuar con un proyecto que, por lo visto hasta la fecha, abre nuevas posibilidades en la lucha contra la malaria y otras enfermedades. De hecho, el producto se está empleando ya como insecticida en varios puntos del mundo y en la lucha contra otras enfermedades como Chagas y Dengue.