Tras recordar el ciclo del agua y su importancia biológica, analizó la presencia del agua en la Tierra, su distribución y su demanda global, centrándose en los conceptos de agua segura y agua potable. Comentó la gestión y el suministro de agua a las ciudades y su distribución en el tercer mundo, abundando en la idea de que el agua es un derecho humano esencial para el disfrute de la vida. Finalizó esta primera parte de su discurso señalando los efectos causados por el cambio climático sobre la reducción del agua dulce en la Tierra, con los problemas que ello conlleva añadidos.
La segunda parte de su intervención estuvo dedicada a las funciones del agua en el organismo, las cuales ordenó en cuatro bloques: metabólica, transportadora, estructural y termorreguladora. Analizó la presencia de agua en los diferentes órganos y tejidos del cuerpo humano y el balance hídrico del organismo en 24 horas como elementos previos para abordar el concepto de comportamiento dípsico, un complejo mecanismo fisiológico que favorece la búsqueda de agua por el organismo cuando denota falta de ella, generando una sensación de sed que lleva a la ingesta de agua. Los dos parámetros que determinan la sed son el volumen del fluido extracelular y la osmolaridad; cuando hay un déficit hídrico, disminuye el volumen de fluido extracelular e incrementa la osmolaridad. Estos dos valores estimulan a osmorreceptores del hipotálamo, lo que determina la necesidad de ingerir agua. La ingesta de agua aumenta su volumen extracelular y disminuye la osmolaridad, con lo que inhiben los osmorreceptores y desaparece la sensación de sed.
Los reservorios hídricos permiten equilibrar la osmolaridad para disminuir la sensación de sed mediante la liberación de agua a la sangre para compensar el volumen sanguíneo; una carencia de agua disminuye su volumen plasmático, lo que implica menor diuresis y mayor reabsorción de agua en los riñones. En este caso actúa un mecanismo hormonal a través de la hormona antidiurética [ADH], producida en el hipotálamo, que se almacena y libera a través de la neurohipófisis; esta hormona peptídica controla la reabsorción de moléculas de agua mediante la concentración de orina y la reducción de su volumen, en los túbulos renales, afectando así la permeabilidad tubular. Esta hormona es liberada en respuesta a cambios en la osmolaridad sérica o en el volumen sanguíneo, incrementando la resistencia vascular periférica y, a su vez, la presión arterial, por lo que cumple un rol determinante como regulador homeostático de fluidos, glucosa y sales en la sangre.
Sus últimas palabras estuvieron dedicadas a glosar la importancia del agua en las distintas culturas mediterráneas y a concienciar a los asistentes de cómo nuestra conducta frente al uso y consumo del agua no solo implica un gesto de solidaridad intergeneracional, sino de estricta justicia.