El 18 de febrero de 2020 a las 19,00 horas la Real Academia Nacional de Farmacia celebró la Sesión Científica del MARTES DEL ACADÉMICO CORRESPONDIENTE, en la que intervino el Ilmo. Sr. D. Gregorio Rodríguez-Boto Amago, Académico Correspondiente de la RANF de la Sección 3ª “Tecnologías Farmacéuticas” quien pronunció su conferencia titulada: “Aspectos genéticos del glioblastoma multiforme”.
Los tumores cerebrales tienen una incidencia de 5 a 10 casos por 100.000 habitantes y año. Cerca del 50% de los mismos derivan de células de estirpe glial, por lo que se les conoce como gliomas. De todos los gliomas, el glioblastoma multiforme, también conocido como astrocitoma grado IV, supone el 50% de los mismos. Es, por tanto, el tumor cerebral más frecuente (dejando a un lado las metástasis) pero también el más maligno, por lo que puede definirse como el cáncer cerebral por antonomasia. Los pacientes afectos de glioblastoma multiforme tienen una supervivencia media de 13.9 meses y sólo el 5.3% sobreviven 5 años. La resistencia de estos tumores a los tratamientos empleados hasta la fecha se debe a las propiedades únicas de los tejidos neurales y a su microambiente particular. La base de esta singularidad radica en la barrera hematoencefálica, un sistema de protección de los tejidos neurales que también impide la entrada de la quimioterapia sistémica. Estas circunstancias junto con la rareza del cáncer cerebral frente a otros tipos de cáncer, ha limitado la inversión y el interés de la industria farmacéutica por aquél y los grupos de investigación relacionados con el mismo son pequeños y fragmentados. No obstante, el hecho conocido de que no todos los glioblastomas se comportan igual (un pequeño grupo tiene una supervivencia muy diferente al resto) sólo puede explicarse por sus diferentes perfiles genéticos. Dado que no hay un avance terapéutico contundente en los últimos 30 años para el glioblastoma y que éste puede considerarse una enfermedad global del cerebro, se hace más necesario que nunca su estudio genético, tanto para poder diseñar modelos preclínicos y ensayos clínicos dirigidos como para ensayar terapias globales, como podría ser la inmunoterapia.