Teresa Gárate Ormaechea. Doctora en Farmacia (UCM), Investigadora Titular y Jefe del Servicio de Parasitología en el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), Majadahonda. Ha publicado más de 100 artículos en revistas nacionales e internacionales (Pubmed: garate t; garate ormaechea t; ormaechea tg), capítulos de libros de su especialidad – helmintología y dirigido 9 Tesis Doctorales.
Su perfil investigador se ha estructurado a través del entrenamiento en Parasitología clásica y molecular aplicada al control de helmintosis varias. Ha trabajado en onchocercosis y otras filariosis, triquinosis, anisakiosis, cisticercosis, y fasciolosis, desarrollando herramientas diagnósticas (sondas DNA, antígenos recombinantes, protocolos amplificación…). También interesada en la caracterización molecular de antígenos de actividad protectora, con el objetivo último de preparar vacunas eficaces contra algunas de las parasitosis citadas, así como en el estudio de otras moléculas relevantes en la biología de dichos parásitos.
Taenia solium, cestodo de gran relevancia clínica y veterinaria, es el origen de la teniosis y la cisticercosis humana, además de producir la cisticercosis porcina. Estas parasitosis son zoonosis desatendidas, endémicas en las zonas más pobres de países en desarrollo de América, África y Asia, que los fenómenos de inmigración han importado a otras regiones en las que se había conseguido su eliminación a comienzos del siglo XX.
La biología del ténido se mantiene entre los dos hospedadores citados. El humano adquiere la teniosis por consumo de carne de cerdo, cruda o poco cocinada, con larvas (cisticercos) viables. La evaginación de los cisticercos en el intestino conduce al desarrollo del adulto, y la eliminación en las heces de las formas de transmisión de la cisticercosis porcina y humana, proglótides grávidas y huevos. Tras su ingestión y digestión, se produce la liberación y activación de los embriones contenidos en los huevos (oncosferas), que invaden la pared intestinal y migran a diferentes órganos y tejidos, en los que evolucionan a cisticercos. En el humano, el parásito coloniza especialmente el tejido subcutáneo, muscular, ojo y sistema nervioso central; es en esta última localización donde ocasiona la patología más grave, la neurocisticercosis (NCC).
La NCC es una enfermedad pleomórfica y heterógenea, con un diagnóstico y tratamiento complejos. Se trata de la parasitosis neurológica más frecuente y causa alrededor del 30% de los cuadros de epilepsia que se detectan en las áreas endémicas cuando la enfermedad es sintomática; por otra parte, la cisticercosis ocasiona pérdidas económicas cuantiosas en la cría del cerdo. El impacto de la zoonosis es tan relevante en el desarrollo socio-económico de las comunidades afectadas que, en la actualidad, se están llevando a cabo diferentes iniciativas para abordar su posible control. En este sentido, en los países endémicos, la implementación de medidas higiénico-sanitarias básicas, junto con programas educativos, no han resultado tan eficaces como había ocurrido previamente en otras regiones. De ahí, que se estén buscando alternativas complementarias para mejorar el diagnóstico de laboratorio de la enfermedad y desarrollar vacunas que interrumpan su transmisión con el objetivo de evitar la teniasis intestinal humana, origen de todos los problemas.
En la presentación se discutirá los avances llevados a cabo en el estudio molecular de T. solium así como en el análisis de la respuesta que desencadena en el paciente. Los nuevos desarrollos, basados en el conocimiento del cestodo y establecimiento de biomarcadores de diagnóstico, pueden conducir al control/eliminación de la zoonosis, un problema ancestral de los seres humanos.