El cambio climático ha generado transformaciones sin precedentes en la distribución geográfica de agentes patógenos a nivel mundial. La globalización, combinada con fenómenos ambientales emergentes, ha acelerado la propagación de enfermedades infecciosas fuera de sus áreas geográficas tradicionales. Este fenómeno representa uno de los mayores desafíos sanitarios contemporáneos, requiriendo una comprensión profunda de la interacción entre factores climáticos, movilidad humana y dinámicas de transmisión patógena.
El profesor Basilio J. Valladares Hernández, catedrático de Parasitología de la Universidad de La Laguna, abordó durante la sesión científica celebrada en la Real Academia Nacional de Farmacia cómo los cambios ambientales actúan como catalizadores. La globalización ha hecho más fácil el movimiento de virus, reservorios y microorganismos peligrosos por vías comerciales y de transporte internacional. Esto ha permitido que enfermedades que antes estaban limitadas a regiones tropicales o subtropicales ahora aparezcan en áreas con climas templados.
El calentamiento gradual de los ecosistemas cambia los ciclos biológicos de parásitos e insectos que transmiten enfermedades, ampliando las áreas donde se propagan y creando nuevos espacios para patógenos que antes estaban bajo control. Este fenómeno implica retos sin resolver en epidemiología, vigilancia sanitaria y estrategias de prevención a escala planetaria.
La intersección entre globalización y cambio climático ha redefinido el panorama epidemiológico mundial, originando una redistribución de patógenos que demanda respuestas coordinadas entre sistemas de salud pública e investigaciones. Es necesario ajustar las estrategias de salud a estas nuevas realidades ecológicas para asegurar la protección de la salud de la población en un planeta que está cambiando rápidamente, en un planeta dinámicamente transformado.