Vivimos en una época de cambio global brusco (el Antropoceno), inmersos en una crisis planetaria: pérdida de biodiversidad, cambio climático, contaminación, agotamiento de recursos. Y en buena medida es una crisis por falta de conocimientos: La Tierra es el único planeta conocido que tiene la mayoría de su superficie cubierta por océanos de agua líquida. Durante los primeros 1.500 millones de años, las arqueobacterias oceánicas liberaron ingentes cantidades de metano a la atmósfera. Pero hace 3.000 millones de años apareció el fitoplancton descubriendo la fotosíntesis con liberación de O2. El O2 terminó acumulándose en la atmósfera y surgió el Planeta Azul que conocemos. Desde entonces el fitoplancton ha sido vital controlando el balance energético y climático de la Tierra. En su larga historia el fitoplancton se enfrentó a grandes desafíos (p.e. las 6 grandes extinciones que asolaron el Planeta), siendo capaces de superarlos en el mayor ejemplo de éxito evolutivo: Por ejemplo, al principio del proterozoico una glaciación global afectó al Planeta (el hielo llego al ecuador y todo el océano quedo congelado). Sin embargo el fitoplancton sobrevivió en fuentes termales que actuaron como “arcas de Noé”, pese a las condiciones extremas de dichas fuentes (pH 2, metales pesados, elevadas temperaturas). O durante el Pérmico cuando una pluma de manto generó una actividad volcánica extraordinaria produciendo la desaparición del 96% de las especies marinas, el fitoplancton también se adaptó sin problemas. Hoy en día se adaptan exitosamente a ambientes naturales extremos (como el Río Tinto), a contaminantes antropogénicos (herbicidas, petróleo, actividad minera) y al calentamiento global. Sin embargo la adaptación las microalgas está cambiando nuestras ideas preconcebidas: Se asume que la adaptación a ambientes extremos es un proceso gradual y lento que origina organismos extremófilos. Pero en los organismos fitoplanctónicos no es así: se adaptan muy rápido como consecuencia de mutaciones que aparecen espontáneamente antes de la exposición al ambiente extremo. Posteriormente, ya en el ambiente extremo, la selección de nuevas mutaciones les permiten una adaptación mas eficiente. Sus peculiares características poblacionales (organismos haploides, reproducción asexual, poblaciones ingentes, tasa de mutación muy elevadas) aseguran la aparición de resistentes. También desde un punto de vista aplicado, estos organismos pueden ser muy importantes para nuestro futuro: sus peculiares características genéticas permiten usar microalgas en aplicaciones biotecnológicas punteras (biosensores, biorremediación, bioacumulación de sustancias de interés, biocombustibles…) que podrían mitigar la crisis.
EDUARDO COSTAS COSTAS
Eduardo Costas Costas es Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Santiago de Compostela. Catedrático de Genética en la Facultad de Veterinaria, Universidad Complutense de Madrid. Es autor de 200 artículos científicos (120 en las revistas SCI del mayor impacto de su especialidad (Nature, New England J Med, New Phytol, Evolution, J Mol Evol, Proc Roy Soc, Appl. Evir Microb, Aquatic Toxicos ?). Mas de 1200 citas; índice H = 20 (entre los inevestigadores españoles mas citados de Biodiversity & Conservation y Evolutionary Biology). Investigador principal en 30 proyectos competitivos de convocatorias públicas (Europeos, Plan Nacional, CAM, CDTI, Fundación Ramón Areces). Autor de mas de 200 artículos de divulgación científica en prensa, revistas y soporte electrónico. Fundador, promotor y editor de ciencia de Frontera Digital y Mas que Ciencia. VIII Premio Ciencias de la Salud; Granada 2011. Evaluador United States Departament of Commerce; National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), Evaluador de proyectos para la CEE , experto OCDE, Evaluador ANECA para la evaluación para catedráticos de Universidad, Evaluador de (ANEP) Comunidad de Madrid, Generalitat de Cataluña, Xunta de Galicia. Referee de mas de 300 trabajos para 40 revistas SCI.