Doctor en Química Industrial por la Universidad Complutense de Madrid, en 1980. Desde 1992 es Catedrático de Ingeniería Química en la Universidad de Alcalá, www.uah.es ,y desde 2007 es Director del instituto IMDEA Agua, www.agua.imdea.org.
Como investigador en temas de medioambiente ha dirigido 23 proyectos competitivos europeos, nacionales y regionales; también ha sido investigador responsable de 14 proyectos en colaboración con empresas y financiación privada. Entre otros resultados destacan 7 patentes y un centenar de artículos científicos, la mayoría en las revistas más relevantes del área, varios capítulos de libro y 11 tesis doctorales dirigidas.
Ha dirigido un proyecto de la primera convocatoria de Consolider-Ingenio 2010, www.consolider-tragua.com, con participación, durante cinco años, de 180 investigadores de 24 grupos de investigación de toda España. El proyecto estaba centrado en la reutilización como instrumento de gestión de agua ante el cambio climático y el incremento de uso del recurso. Ha dado lugar a más de 350 artículos SCI, más de 550 comunicaciones a congresos y 10 patentes. Durante ese periodo se han formado 369 alumnos en másteres vinculados y más de 100 especialistas. Se han defendido también 78 tesis doctorales en temas del proyecto. Además se han editado 15 guías prácticas. El Comité Internacional que evaluó los resultados los calificó de “excelentes”. En 2012 el Ministerio de Economía e Innovación lo eligió entre cinco representativos del avance científico en España.
También ha formado parte del panel de evaluación del Programa de Medio Ambiente y Clima dentro del III y IV Programas Marco de la UE, del International Geosphere-Biosphere Programe (ICSU), del Panel de Expertos en Tecnología y Transferencia Tecnológica de la ONU y del Working Party on Biotechnology-Electronic Discussion Group de la OCDE en el tema de aguas potables seguras. Ha sido Vicerrector de Investigación de la Universidad de Alcalá, Gestor del Programa de Medio Ambiente dentro del Plan Nacional de I +D, miembro de la CNEAI (Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora) (comité nº 6 de arquitectura e ingenierías) y evaluador de proyectos científicos en la Unión Europea, Hungría, Argentina, Madrid, Galicia, Aragón y País Vasco. También ha publicado artículos de opinión sobre agua, medio ambiente y cambio climático en diarios como El Mundo, el País, Cinco Días o Expansión.
Además ha coordinado el CNRCOP (Centro Nacional de Referencia de Compuestos Orgánicos Persistentes), www.cnrcop.es, desde el inicio en 2006 hasta su cierre 2012. Era una iniciativa del Ministerio de Medioambiente para cumplir el convenio de Estocolmo en relación con los COP.
Entre los reconocimientos, el Premio de la IWA (International Water Association) en la categoría de “Sostenibilidad: Realización Práctica” recibido durante el congreso mundial de esta asociación que tuvo lugar en noviembre de 2010 en Montreal y el Premio del Consejo Social de la Universidad de Alcalá, año 2007, a la transferencia del conocimiento.
Agua y Salud Publica: Pasado, presente y futuro (resumen)
Eloy García Calvo
El agua es un elemento fundamental para la vida y así se percibe desde que la humanidad existe. Desde el principio el hombre tiene aversión al agua que no sea transparente e inodora.
Se encuentran vestigios de infraestructuras hidráulicas de hace 5000 años en Mesopotamia. En Egipto se han encontrado figuras de aparatos para clarificar líquidos de hace 3500 años. De esa época también hay restos en Pakistán y Creta.
Se dispone de documentación en la antigua Grecia de la preocupación por la influencia del agua en la salud humana desde hace 2500 años. Una referencia de ese interés es Hipócrates con tratados sobre calidad de agua.
En Roma se hace uso de agua en los baños públicos, muchas veces favoreciendo la salud humana y otras, si el origen no era adecuado, generando problemas.
Durante la Edad Media la mayor infraestructura que se construye es el “Great Conduit” de Londres para llevar el agua a sus calles. El crecimiento de las ciudades genera importantes problemas medioambientales y de salud.
Ya en el siglo XIX se demuestra, por primera vez en Londres, que el sistema de distribución de agua expandía el cólera, antes incluso de descubrir los gérmenes como transmisores de enfermedades.
A caballo entre los siglos XIX y XX, se llevan a cabo las primera operaciones de potabilización a gran escala, la filtración y poco después la cloración.
A principios del XX se comienzan a tratar las aguas residuales con microorganismos, los “lodos activados”. De esta manera se completa el conocimiento para llevar a cabo el ciclo urbano del agua con garantía. Sin duda es uno de los hitos importantes en el esfuerzo por mejorar la salud publica.
A pesar de todo el avance en conocimiento, son las enfermedades relacionadas con el agua las causas más importantes de mortalidad en nuestro planeta. Enfermedades como el cólera, diarrea común o malaria causan un número enorme de muertes y todas ellas están vinculadas directa o indirectamente al agua.
Pero las enfermedades de origen microbiológico no son exclusivas en países en vías de desarrollo. Se han encontrado 175 especies de patógenos emergentes, de ellos, más de un centenar son zoonosis con episodios de enfermedad en cualquier país. Otro problema emergente es la resistencia de patógenos a antibióticos, fármacos antiparasitarios o insecticidas.
A la contaminación química se le asigna una menor prioridad porque su efecto no es tan inmediato como la microbiológica. El número de potenciales contaminantes químicos es enorme. Al arsénico y flúor, contaminantes de origen natural y muy comunes en diferentes zonas geográficas, hay que añadir los más de 30000 compuestos que se producen en grandes cantidades en el mundo.
Vinculados al agua, la UE ha elaborado una lista de 45 sustancias y grupos de sustancias que denomina prioritarias y que deben tener un especial control en las aguas de la UE. Entre las sustancias se encuentran desde metales pesados a desinfectantes, pasando incluso por fármacos.
Cada vez es mayor el número de sustancias que usamos en nuestros hogares que, después de tratadas en las depuradoras, aparecen en el medio natural. Son los contaminantes emergentes. Es muy dudoso que a concentraciones tan bajas como se encuentran haya algún riesgo para la salud. Se investigan los posibles efectos de la exposición por largos periodos, los efectos combinados de esos contaminantes y los hipotéticos riesgos para determinados grupos como embarazadas o niños. El gran número de compuestos a identificar, las bajas concentraciones a medir y los efectos combinados son los grandes retos actuales en la investigación de estos compuestos. A esas tareas nos dedicamos un gran numero de grupos de investigación de todo el mundo.