Nuestro Presidente toma posesión en la Academia de Ciencias Farmacéuticas de Brasil
miércoles , 7 de septiembre de 2022
El pasado 11 de agosto de 2022 nuestro Presidente, Excmo. Sr. D. Antonio L. Doadrio, tomó posesión como académico correspondiente de la Academia de Ciencias Farmacéuticas de Brasil, afianzando así las relaciones y cooperación entre la Real Academia Nacional de Farmacia de España y las Academias hermanas al otro lado del Atlántico.
Palabras del Excmo. Sr. D. Antonio L. Doadrio
Excmo. Sr. Presidente, de la Academia de Ciencias Farmacéuticas de Brasil, Excmo. Sr. Presidente emérito, Excmas. Sras. Académicas, Excmos. Sres. Académicos, Ilustrísimas personalidades, Sras y Sres:
Me hacéis un gran honor con este nombramiento de académico correspondiente y desde este momento estoy en deuda con esta Academia, que me tiene a su disposición para lo que necesite y en especial para su mayor engrandecimiento, dentro de lo que mis capacidades me permitan. Esta es una Academia con solera, de gran dinamismo, que ha demostrado su ilusión e interés por hacer bien su trabajo, que no es otro que el servicio a la sociedad a la que pertenece, dentro del ambiente que le es propio, el de la Farmacia y su ámbito sanitario. Habéis sido generosos conmigo, por lo que he acudido solícito a esta acogida, ya que la dignidad de ser académico correspondiente de esta Academia es un enorme don que me hacéis y también por motivos institucionales, ya que en mi condición de Presidente de la Real Academia Nacional de Farmacia de España, supone hacer manifiesto de hermandad con esta Academia.
Debemos de actuar con generosidad, sumando esfuerzos por el bien de la Sociedad a la que servimos. No puede ser de otra forma, en especial en estos difíciles momentos económicos, donde hay que reducir gastos y donde la sociedad clava su mirada, entre otros, en centros culturales que considera inútiles o trasnochados, y esa percepción en cierta medida las tienen con las Academias, considerándolas ancladas en el pasado. La respuesta es que las Academias tienen que salir, que la Sociedad descubra que son útiles como centros del saber y eso se consigue en el siglo XXI, con la presencia constante en los medios de comunicación y en Internet. Estamos inmersos en la sociedad de la información y debemos lidiar con el presente. Pero, la apariencia no basta, hay que llenarla de contenido y, para ello, tenemos que realizar un esfuerzo conjunto. Sobreviremos si trabajamos en equipo, si demostramos que somos capaces de dar una propuesta conjunta para el desarrollo de la ciencia y la cultura farmacéutica, dentro de la excelencia, libertad y capacidad de cada Academia.
Las Reales Academias españolas, surgen del espíritu de la Ilustración y fueron amparadas por la Corona de España. Empezaron a constituirse en el siglo XVIII como centros de cultivo del saber y de difusión del conocimiento. Han sido y siguen siendo las entidades que representan la excelencia en los diversos campos de las ciencias, las artes y las humanidades. Sus valores esenciales son, por un lado, la categoría de sus miembros, en quienes concurren los más altos méritos intelectuales y científicos y por otro, su estabilidad e independencia frente a intereses económicos o políticos.
Los inicios de las Reales Academias españolas, los podemos situar entre los años 1733-1745, durante el reinado de Felipe V, continuando en el reinado de su sucesor, Fernando VI, hasta 1759.
En la época actual, tanto o más que en los siglos pasados, los valores de excelencia e independencia justifican que las Reales Academias, que se hallan bajo el Alto Patronazgo de Su Majestad el Rey, tal como establece el artículo 62 de la Constitución Española, hacen que sigan siendo centros de pensamiento, de cultura y de investigación avanzada, libre y sosegada, que aportan luz sobre los complejos problemas de nuestro tiempo.
Una Real Academia del Instituto de España, como la española de farmacia, tiene acceso a las más altas Instituciones del Estado: la Casa Real, donde el Jefe de Estado, actualmente el Rey Felipe VI, constitucionalmente, ostenta su Alto Patronazgo y al Gobierno de España, a través del Ministerio de Ciencia e Innovación, del que se depende en su organigrama y que nos subvenciona a través de los Presupuestos Generales del Estado. Asimismo, sostienen relaciones institucionales directamente con los embajadores acreditados en España o a través del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Por Ley de Honores, Protocolo y Tratamientos del Estado, los académicos de número de las Reales Academias del Instituto de España tienen el tratamiento de Excelentísimo Sr., no es así en las academias territoriales.
Además, la Real Academia Nacional de Farmacia mantiene relaciones con el Congreso y el Senado, a través de sus comisiones de sanidad.
La Real Academia Nacional de Farmacia, tiene su germen en 1737, cuando el Rey Felipe V aprobó los estatutos del Real Colegio de Boticarios de Madrid.
Durante la segunda república, por Orden del 5 de enero de 1932, pasó a llamarse Academia Española de Farmacia.
Tras la contienda civil, por Orden del 27 de julio de 1939, vuelve a cambiar el nombre a Real Academia de Farmacia con cincuenta y siete académicos de número farmacéuticos.
Por Decreto de 9 de agosto de 1946, se introduce la Real Academia de Farmacia en el Instituto de España.
En 1827, los farmacéuticos españoles adquirieron con la ayuda de una suscripción popular, una casa situada en la calle de San Juan (la actual calle de la Farmacia) en donde comenzó la docencia de Farmacia en el año 1830.
En 1943 la Facultad de Farmacia comenzó su traslado, desde la calle de San Juan o Farmacia hasta su actual emplazamiento en la Ciudad Universitaria y en 1947, los antiguos locales de la Facultad fueron cedidos a la Real Academia de Farmacia, por Orden del 28 de octubre de 1947, aunque no se inaugura hasta 1967 con asistencia del entonces Jefe de Estado, Francisco Franco.
Al entrar en vigor los estatutos del año 2003, se vuelve a cambiar la denominación por la de Real Academia Nacional de Farmacia, para dejar constancia de su ámbito de acción sobre todo el territorio nacional, a diferencia de las otras Academias autonómicas.
La misión esencial de una Academia de Farmacia, es contribuir al avance y protección de la ciencia farmacéutica. Pero, en un mundo actual tan globalizado, no se puede estar solo ni limitarse a esa función.
Por eso, la Real Academia Nacional de Farmacia ha tendido puentes con todas las Academias de Farmacia Iberoamericanas para ejercer una labor de hermandad, entendida como el ferviente deseo solidario de servicio constructivo para la sociedad.
Pero también, las Academias de Farmacia deben convertirse en un foro amable de encuentro entre todos los estamentos farmacéuticos y sanitarios.
De esta manera, la Real Academia Nacional de Farmacia ha firmado convenios, acuerdos o contratos con diversas entidades farmacéuticas en todos sus ámbitos: enseñanza privada y pública, industria, profesión, cultura, fundaciones sanidad privada y pública, sociedades y distribución farmacéutica, además de establecer relaciones con las Academias Iberoamericanas a través de la Asociación Iberoamericana de Academias de Farmacia.
Reitero mi agradecimiento a los miembros de esta Academia de Ciencias Farmacéuticas de Brasil por el honor que me habéis hecho. Gracias de todo corazón.
He dicho.