RESUMEN
El suelo a lo largo de la historia se ha estudiado, en sus comienzos, desde el ámbito de la producción agrícola, posteriormente, y producto de las nuevas corrientes ambientales, se incluyó su estudio dentro de la ecología, y desde finales de los años noventa, debido a que se hace más evidente su multifuncionalidad, se estudian lo que se define como sus funciones ecosistémicas. Es un recurso natural, no renovable a corto plazo, que se despliega en el espacio y evoluciona con el tiempo. Es un sistema complejo, con funciones y procesos específicos que le diferencia de otros componentes del ecosistema, y la alteración de sus funciones provoca efectos muy negativos, no solamente en el equilibrio del planeta, sino también en la salud de sus habitantes. La investigación científica, de las últimas décadas, ha puesto de manifiesto que la contaminación del suelo afecta directamente a la salud humana. Los riesgos para la salud surgen de la entrada en el sistema suelo de elementos como el arsénico, el plomo y el cadmio, de químicos orgánicos como los BPC (bifenilos policlorados) y los HAP (hidrocarburos aromáticos policíclicos) y productos farmacéuticos como los antibióticos. Por ello, el estudio del suelo es una prioridad si queremos tener un planeta más sostenible y una mejor salud de sus habitantes.