– La experiencia demuestra que la aparición inesperada de subtipos/variantes del virus de la gripe resulta impredecible. Así sucedió en el año 2003, con el H5N1, que infectó a 578 personas y ocasionó la muerte de 360 (por su gran letalidad), además de la muerte de varios millones de aves.
– Y en el año 2009, con el H1N1, que infectó a unos ¡60 millones de personas! (por su gran capacidad de transmisión), matando a 12.000(cifra proporcionalmente muy baja, dada su escasa letalidad).
– Por otro lado, ya en la Antigüedad y en épocas posteriores se usaron empíricamente en algunas ocasiones auténticos agentes biológicos con fines bélicos. Por ejemplo: Cadáveres de fallecidos por la peste eran arrojados al interior de ciudades sitiadas; o se buscaba el envenenamiento de los pozos de agua con cadáveres; y en 2013 se han enviado cartas a la Casa Blanca y al Capitolio estadounidenses conteniendo una peligrosísima toxina: la ricina; etc.
– ¿Podría usarse actualmente con fines terroristas o bélicos una variante obtenida por “reagrupamiento génico” del virus de la gripe H5NI (muy letal) con el H1N1 (altamente transmisible)?
– ¿Existen “remedios terapéuticos u otros” frente a tal eventualidad?
–No con la intención de conseguir la preparación de alguna de estas variantes -cuyo uso estaría prohibido por convenios internacionales (frecuentemente incumplidos)-, sino con la intención de avanzar en su conocimiento (que facilitaría la eventual fabricación de vacunas y otros fármacos), se han realizado estudios por dos equipos (al menos) dirigidos, respectivamente, por Y. KAWAOKA y R. FOUCHIER (siendo el de éste un sub contrato con el español, residente en EE. UD., A. GARCÍA-SASTRE):
· El primero logró, esencialmente mediante cuatro mutaciones, que el virus aviar H5Nl pudiera fijarse en receptores de células de un mamífero (el hurón) en las que antes no podía fácilmente hacerlo, y así convertirse en un potencial agente más o menos peligroso.
· El segundo lo consiguió después de diez pases sucesivos del H5Nl también en hurones.
– Sólo varios meses después de haber sido aceptada por las prestigiosas revistas Nature y Science, respectivamente, la publicación de sus resultados, se ha autorizado por los organismos internacionales correspondientes dicha publicación, que estuvo sometida a una moratoria que afectó también a proseguir el trabajo experimental; todo ello motivado por el temor a que estas publicaciones pudieran facilitar la divulgación de conocimientos que facilitaran la preparación de agentes biológicos susceptibles de ser usados con fines terroristas. Finalmente, estas restricciones han sido levantadas; pero se han confirmado y ampliado las normas a cumplimentar en el desarrollo de futuros ensayos.