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Antonio González Bueno
del Museo’ de Ciencias Naturales, como base de una sección de este, y la instalación allí del
Laboratorio de Briología que dirigía Antonio Casares Gil (1871-1929)213.
En efecto, al poco de su inauguración, en 1911, Antonio Casares Gil estableció en ella su
laboratorio criptogámico; y por estas instalaciones pasaron, entre 1912 y 1915, los botánicos que,
de alguna manera, quedaron vinculados a la JAE: Francisco Beltrán Bigorra, Benito Vicioso
Martínez, Carlos Vicioso Martínez y Romualdo González Fragoso; sus dependencias fueron
también utilizadas por otros botánicos interesados en el estudio de la Sierra de Guadarrama,
Carlos Pau entre ellos214.
Desde la Estación Biológica del Guadarrama se herborizó no sólo la Sierra madrileña,
también las áreas manchegas próximas; el resultado de estos trabajos se plasmó en un ‘Herbario
Nacional’, al que Carlos Vicioso donó su colección personal, de 12.800 pliegos, la mayor parte
de plantas españolas215. Y en ella se impartieron cursos de Botánica para los alumnos de la
Universidad Central, al menos durante los años académicos de 1912/1913 y 1913/1914216.
La Estación de Biología Alpina dejó de estar vinculada con el trabajo botánico hacia 1915; por
entonces sus laboratorios fueron traslados al Museo Nacional de Ciencias Naturales. Fue el paso
intermedio antes del cambio definitivo a las nuevas instalaciones del Real Jardín, ocurrido en los
inicios de 1929, durante la dirección de Ignacio Bolívar. Desde 1916, la Estación Biológica de
Guadarrama queda convertida en refugio para los científicos dedicados al estudio de la Sierra
madrileña.
La Misión Biológica de Galicia
En Galicia funcionó, desde marzo de 1921, una Misión Biológica, dirigida por Cruz
Gallastegui Unamuno (1891-1960)217, bajo el patrocinio de la Sociedad Económica de Amigos
del País de Santiago y la Junta para Ampliación de Estudios; inicialmente ubicada en la Escuela
de Veterinaria de Santiago de Compostela, centró sus esfuerzos en lograr la búsqueda de un
213. Su vida y su obra han sido estudiadas por Pierre Allorge (1929); Benito Fernández Riofrío (1929); Valentine
Allorge, Pierre Allorge (1930); Arturo Caballero Segares (1932b); Antonio García Varela (1935); Francisco Bellot
Rodríguez (1956) y Fernando Ponte Hernando et als. (2016). El archivo del Real Jardín Botánico de Madrid conserva
parte de su correspondencia científica (ARJB, legajos I,33,1 y I,33,21), siendo de especial interés la relativa a sus inicios
en los laboratorios alemanes, particularmente la mantenida, desde 1902, con Franz Stephani (Leipzig).
214. Antonio Casares sería gratificado, como Ricardo García Mercet o Eduardo Hernández-Pacheco, por “sus
trabajos como Profesores en el Instituto Nacional de Ciencias Naturales”; otros, entre ellos Carlos Vicioso o Francisco
Beltrán Bigorra, como Antonio Zulueta o Juan Dantín Cerceda, cobrarían gratificaciones por sus trabajos de campo,
“como ayudantes del mismo Centro” (cf. González Bueno, 2010b).
215. Sobre la cesión del herbario de Carlos Vicioso a la Estación de Biología Alpina cf. Memorias de la Junta para
Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, 1914-1915: 229. Madrid, 1916.
216. El del curso 1912/1913 fue desarrollado por Francisco Beltrán, el celebrado en el curso 1913/1914 estuvo a
cargo de José Cogolludo, ambos sobre un programa bastante similar (cf. Memorias de la Junta para Ampliación de Estudios e
Investigaciones Científicas, 1914-1915: 216. Madrid, 1916). La organización de estos primeros cursos de Botánica se
discutieron en el pleno reunido en la sesión de 29/09/1911 (González Bueno, 2010b).
217. Datos biográficos y bibliográficos sobre Cruz Gallastegui en Antonio Odriozola Gallastegui (1962, 1985),
Juan Manuel Tabara (1985), Ernesto Viéitez (1985), Armando Ordás (2003), José Manuel Etxaniz Makazaga (2004)
y Susana Pinar in RAH.DB-e. Su participación en la creación y dirección de la Misión Biológica en Galicia ha sido
analizada por Benito Sánchez Rodríguez (1985) y Miguel Cabo Villaverde (1997). Un análisis de la actividad de la
Misión Biológica en Galicia en Armando Ordás (2007) y Antonio M. de Ron (2010).
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