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Antonio González Bueno
1900. Durante este casi medio siglo de vida del Jardín de Madrid ocuparon el cargo de Jardinero
mayor Francisco Alea (fl. 1843-1888), entre 1866 y 1887, y Luis Aterido Ramos (1851-1929),
desde 1888 hasta 191854.
Los años en que Miguel Colmeiro permaneció al frente del Jardín fueron especialmente
duros para la institución, en particular los posteriores a la década de 1880. En marzo de 1882 el
Gobierno segregó un amplio espacio del Jardín, casi dos hectáreas de las poco más de diez que
ocupaba, para construir unas dependencias estatales; el proyecto, finalmente ejecutado por
Ricardo Velázquez Bosco, entre 1893 y 1897, pasó por ser Escuela de Artes y Oficios y Facultad
de Ciencias (1881), Escuela de Artes y Oficios (1882), Facultad de Ciencias y Gabinete de
Historia Natural (1885), nuevamente Escuela de Artes y Oficios (1886) y, por fin, Ministerio de
Fomento (1891). En mayo de 1886 un violento ciclón derribó más de 500 árboles (Colmeiro,
1892), la reparación de los desperfectos causados necesitó de un amplio presupuesto que exigió
subasta pública (Gaceta 11-IX-1886). En 1893 los libreros se instalaron en la cuesta de Moyano,
la creación de esta calle privó al Jardín de 270 árboles y provocó una notable modificación de su
línea perimetral que afectó al, ya mermado, equilibrio de su espacio.
Mas no todos fueron pérdidas, también hubo algunos logros, entre ellos las labores de
catalogación, bibliográfica y de herbario, realizadas por el propio Colmeiro, no pocas en
colaboración con Tomás Andrés Tubilla (c. 1860-1882), ayudante del Jardín desde mayo de
187955. Otros afectan a la propia estructura del Jardín: la construcción de una nueva estufa de
hierro, en 1872, sobre la de madera de 1852; la reforma de sus estufas y la restauración de
portadas, pilastras y verjas, realizada por Francisco Jareño en octubre de 1875; los cerramientos
con verja formados por los arquitectos Eduardo Saavedra, en el verano de 1887, y por José
Urioste, este aprobado en septiembre de 1895; las continuas reparaciones de ‘estufas viejas’
emprendidas en 1888 y 1891, esta última a cargo de José Ortiz, quien también se ocupó de las
obras de reparación de la biblioteca, llevadas a cabo en noviembre de 1895 y en febrero y mayo
de 1898, a la par que de la reparación de las casetas de los jardineros, realizadas en julio de 1896;
la construcción de un nuevo depósito para el agua, en julio de 1896, sobre diseño de José Urioste;
la demolición del molino de agua y la conexión a la red de distribución efectuada por Ricardo
Velázquez, en el verano de 1894; la apertura de la puerta superior del Jardín y consolidación de
estufas, realizada, en julio de 1897, por José Urioste; o las reparaciones de techumbres y cornisas
acometidas por Iradier, en una serie inacabable de pequeños arreglos con los que se pretendía
mantener una institución físicamente caduca, fiel reflejo de su desarrollo científico. De entre
todas ellas merece especial relevancia la dotación primigenia de las aguas del Canal de Isabel II
al Jardín Botánico llevadas a cabo en la primavera de 1886, bajo la dirección de Eduardo Saavedra.
Otras reformas quedaron en proyecto, tal la construcción de una Facultad de Ciencias en los
terrenos colindantes con el Paseo de Atocha, diseñada por Eduardo Saavedra en 1882 –y
reinterpretada en 1887- en el espacio que hoy ocupa la estatua de Claudio Moyano y los jardines
colindantes; el edificio destinado al mismo fin proyectado por Ricardo Velázquez, en 1893, para
54. Período en el que estuvo a cargo del Index Seminum… editado por la Institución; en 1888 fue premiado en el
concurso agrícola de Madrid. Datos bio-bibliográficos de este jardinero, y activo recolector botánico, en Ángel Aterido
Fernández in RAH.DB-e.
55. Aunque por poco tiempo, falleció en los inicios de 1882. apenas cumplidos los 22 años. Datos biográficos en la
nota necrológica publicada por Blas Lázaro e Ibiza (1882). Sobre la organización del ‘Herbario Español’ del Real Jardín
Botánico escribió Blas Lázaro e Ibiza (1911).
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