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Plantas, espacios y públicos. El desarrollo de la Botánica en la España peninsular entre 1833 y 1936
Glorieta de Linneo. Real Jardín Botánico de Madrid. Fotografía de comienzos del siglo XX
Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid
efímera, fue trasladado, en la primavera de 1869, al cercano parque de El Retiro, entonces recién
cedido a la municipalidad de Madrid52.
Mariano de la Paz Graells dirigió los destinos del Museo Nacional de Ciencias Naturales
hasta abril de 1867, el nuevo Reglamento aprobado en dicho año para el Museo de Ciencias
Naturales disponía el nombramiento de un Comisario regio, cargo que fue ocupado por
Francisco Méndez Álvaro (1806-1883). En 1868, al estallar la Gloriosa y, tras cederse al pueblo
de Madrid el antiguo parque regio de El Retiro, se abrió la vía que separa el Jardín del Real Sitio,
como consecuencia se levantó una primera tapia de ladrillo y verja, reformada en 1895.
Un nuevo Reglamento, aprobado por Real Decreto de 10 de junio de 1868, permitió
disgregar el Jardín Botánico del Museo Nacional de Ciencias Naturales, su dirección quedó
encomendada a Miguel Colmeiro y Penido (1816-1901)53; él condujo el establecimiento hasta
52. El propio Mariano de la Paz Graells dio cuenta de este reacondicionamiento de espacios (Graells, 1864). A ello
dedicó un exhaustivo estudio monográfico Santiago Aragón (2005); un interesante conjunto iconográfico de este
espacio fue dado a conocer por Santiago Aragón, M. Carmen Velasco (2008).
53. Datos biográficos de Miguel Colmeiro en Blas Lázaro e Ibiza (1901); Ignacio J. Inza (1907a); Francisco Bellot
(1956); Joaquín Fernández Pérez (1984); Antonio González Bueno (2003) y Santos Casado de Otaola in RAH.DB-
e. Sobre su contribución a la taxonomía cf. María Andrea Carrasco et als. (1998). Entre sus aportaciones más significativas
se incluyen las dedicadas a la fito-etnografía y a la historia; de las primeras se han ocupado Matilde Chica-Pulido,
Carlos Fernández López (1993) y Ángel Goicoetxea (1999); las segundas han sido menos estudiadas, salvo el trabajo a
ellas dedicado por Leoncio López-Ocón (1992). Su aportación como autor de libros de texto dedicados a la Botánica ha
sido analizada por Alberto Gomis (2004).
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