Page 74 - DiscrusoGlzBueno
P. 74
Antonio González Bueno
de Geografía (1871), la Sociedad Española de Historia Natural (1871), la Sociedad Botánica
Barcelonesa (1871)150 o la Sociedad Linneana Matritense (1878).
A las sociedades científicas de amplia pujanza y raigambre nacional –la Real Sociedad
Española de Historia Natural a la cabeza– se unen otras, de diverso ámbito territorial y
perdurabilidad, gestadas durante los años del primer tercio del siglo XX; es el caso de la Institució
Catalana d’Història Natural (1899) o la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales (1902).
Todas ellas suponen, además de la disponibilidad de espacios culturales para la exposición y
discusión de trabajos científicos, la creación de boletines, anuarios o memorias, a través de los
cuales divulgar la investigación realizada por sus socios, con lo que, en las primeras décadas del
XX, se multiplican –y de manera notoria– el acervo de publicaciones sobre Historia Natural
editadas en España.
La Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona
La Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona hunde sus raíces en la Conferencia
Physyco-matemática Experimental fundada, en el enero de 1764 (18/01), como sociedad
literaria. En el otoño de 1770 (14/10) cambiaría su título por el de Real Academia de Ciencias
Naturales y Artes de Barcelona para pasar, en diciembre de 1887 (07/12), a ser conocida como
Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona151.
La Botánica gozó inicialmente de autonomía en la estructura de la Academia barcelonesa; a
ella se dedicó la sección séptima, separada de la sexta, la dedicada a los estudios de Historia
Natural. Esta privilegiada situación cambió pronto; tras la remodelación propulsada en 1816, la
sección de Botánica fue fusionada con la de Agricultura, conformado un grupo único, la sección
quinta. Desaparecerá de la organización académica tras la aprobación de los estatutos de 1836;
sus miembros se distribuirán entre las secciones de Agricultura, que recobran su independencia,
y la de Historia Natural, que la mantuvo desde sus inicios; a la primera se unirán Albert Pujol i
Gurena (1783-1847), Andrés Ruviano (fl. 1821-1845), Josep Isidor Bahí i Fabricias (m. 1838),
Pere Felip Monlau Roca (1808-1871), Ramon Casanova i de Mir (1811-1875) y Joan Francisc
Bahí i Fontseca (1775-1841); sólo Pantaleón Arriete (m. 1846), botánico formado en el Real
Jardín de Barcelona, optó por su paso a la de Historia Natural, este centró los pocos de sus
trabajos que han llegado a nuestros días, manuscritos todos ellos, en el modo de confeccionar
herbarios; de él sólo conocemos una breve comunicación impresa sobre unas herborizaciones
en Montjuich (Arriete, 1842). El resto de los académicos se interesaron más por cuestiones
legislativas relacionadas con el mundo agronómico o sobre técnicas agropecuarias.
Desde 1836 hasta la desaparición, en 1873, de la sección de Agricultura, los académicos
numerarios con intereses botánicos se adscribirán bien a esta bien a la de Historia Natural. En la
primera encontrarán su espacio Josep Salvador i Soler (1904-1855), Miquel de Foxà i Andreu
150. La literatura sobre la situación social de la España de la segunda mitad del XIX y su repercusión sobre la Ciencia
española es extensa, cf. entre otros, José María López Piñero, Luis García Ballester y Pilar Faus Sevilla (1964); Diego
Núñez Ruiz (1975); José María López Piñero (1985) y los trabajos compilados por José María López Piñero (1992).
151. Del desarrollo de los estudios botánicos en la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, en el período
que nos concierne, se han ocupado Luis Mariano Vidal (1907); Oriol Bolòs i Capdevilla (1965); Josep María Camarasa
(1998; 2000a), Xavier Llimona i Pagès (2009) y Raimon Sucarrats Riera (2010). La documentación conservada en el
archivo de la Academia ha sido catalogada por Beatriu Mena Rubio (2010).
-72-