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Plantas, espacios y públicos. El desarrollo de la Botánica en la España peninsular entre 1833 y 1936

sus preocupaciones más próximas a la teoría botánica; este grupo queda constituido por el
farmacéutico Joaquim Marià Salvañá i Comas (1828-1902)156 y el médico Joan Montserrat i
Archs (1844-1895)157, cuyo discurso de ingreso constituye una pregunta intemporal, fiel
definitoria de los conocimientos de la disciplina en cada momento “En el actual estado de
conocimientos: Pueden señalarse límites precisos a los Reinos naturales? En este caso ¿qué es la
Botánica?”

    No obstante, si hubiera que señalar un aglutinador de este grupo de botánicos académicos,
este sería, sin lugar a duda, Antoni Cebriá Costa i Cuxart (1817-1886); presidente de la Academia
barcelonesa en dos períodos (1863/64; 1867/68). Su figura será totémica en la fundación, en
1871, de la Sociedad Botánica Barcelonesa, de la que hemos de ocuparnos a continuación, y en
cuya gestación tomaron parte, además de Antoni Cebriá Costa, los académicos Fredèric Trèmols,
Joan Montserrat i Archs y Antonio Sánchez-Comendador.

    La nueva reforma estatutaria realizada en 1893 llevó a la supresión de la sección de Historia
Natural; los botánicos pasarán a integrarse en la sección 4ª, Biología, si bien constituyeron una
comisión propia, diferenciada de la de Agronomía, con menos peso en este período que en las
décadas anteriores; los ingenieros Jaume Nonell i Comas (1876-1938)158 y Carles Camps i
d’Olzinelles [marqués de Camps] (1860-1939)159, responden al perfil agronómico; por el
contrario, tres farmacéuticos optaron por desarrollar en sus discursos temas de Botánica: las
inflorescencias, en el caso de Joan Cadevall i Diars (1846-1921); los herbarios de Cataluña y su
conservación, por Pius Font i Quer (1868-1964) y la importancia del cultivo de plantas en la
economía nacional, por Francesc Xavier Palomas i Bons (m. 1936).	

    No todos fueron momentos de esplendor; las malas condiciones en que se encontraban los
herbarios de la Academia motivaron que, en 1926, este valioso testimonio, generado tras más de
siglo y medio de investigación, fuera trasladado al Museo de Historia Natural de Barcelona; un
hecho que marca el final de la investigación botánica en esta institución. 	

    En los inicios del siglo XX la actividad de los botánicos catalanes había encontrado nuevas
vías de difusión: desde 1899 a través de la Institució Catalana d’Història Natural y, a partir de
1906, desde la plataforma que, para este tipo de estudios, supuso la Junta de Ciències Naturals
de Barcelona.

     156. Bonaventura Pedemonte i Falguera (1902) redactó una nota necrológica en su memoria. Isabel Giménez
Molina (2002) ofrece una valoración de su trabajo florístico.

     157. Sobre la poliédrica figura de Juan Montserrat Archs cf. Ramón Codina Langlin (1900).
     158. Datos bio-bibliográficos de Jaume Nonell Comas en Antonio Bertrán (1939), Jordi Cartañà i Pinén (1996)
y Carlos Barciela López in RAH.DB-e.
     159. En torno a su figura, no exenta de polémica, cf. Jordi Pons, M. Àngels Adroher (1988); Jacobo Ruiz Pereira.
(2001) y Vicente Casals Costa in RAH.DB-e.

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