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Las galectinas 1 y 7 son prototípicas, mientras que la galectina 3 es
quimérica lo que le permite formar pentámeros. Tanto las estructuras
cuaternarias de la galectina 1 como la 7, se forman por interacción no
covalente entre las cadenas polipeptídicas.

El enrejado creado por la interacción de las galectinas con los N-glicanos
de la superficie celular genera una gran cantidad de señales que afectan
prácticamente a toda la actividad celular. Como se indica en la figura 7 las
galectinas 1, 4, 8 y 9 interaccionan con diferentes glicolípidos,
especialmente el gangliósido monosialo 1 (GM1), favoreciendo su
asociación con microdominios “rafts” de lípidos (Lingwood y Simons,
2010), y pueden estar implicados en la formación de los propios “rafts”, el
tráfico intracelular de las proteínas a la superficie apical de las células
epiteliales y la migración celular.

Figura 7. Regulación de la señalización celular por el enrejado de galectinas. Las
galectinas en forma pentamérica pueden interaccionar con glicolípidos, glicoproteínas
con función receptora y con integrinas y matriz extracelular. Las lectinas monoméricas
interaccionan con glicolípidos y glicoproteínas receptoras. (adaptado de Boscher y cols.,
2011).

Por otro lado, la interacción de las galectinas con receptores glicoproteicos
modula la señalización celular por citoquinas y la propia actividad de los
receptores. La interacción de determinadas galectinas y el glicocalix afecta
a los procesos de adhesión y migración celular, así como a la apoptosis. Las
galectinas presentan una combinación de actividades intra y extracelulares
muy compleja. Incluso la misma galectina puede actuar en varios sitos y en
varios procesos. Ello abre un amplio panorama de estudio que afecta a un
gran número de procesos.

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