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En estas inmunotoxinas recombinantes se respetan los tres dominios y se
fusiona otro dominio que codifica a un elemento conductor que puede ser
el factor de crecimiento o una interleuquina, en el caso de la figura 18 el
factor GM-CSF y la IL3, o un fragmento (VH o VL) de anticuerpo
monoclonal específico para un detalle de la superficie celular, anti-Tac o
RFB4monoclonal antibody.
Por otro lado, también se han utilizado formas recombinantes de las RIPs
vegetales. Las más utilizadas han sido la cadena A de la ricina y la gelonina
que ha entrado en estudios clínicos con éxito variable (Akbari y cols.,
2017; Lyu y cols., 2012).
INMUNOTOXINAS Y CONJUGADOS CON EBULINA L Y
NIGRINA B.
El uso de ebulina l y nigrina b en la construcción de inmunotoxinas tiene la
ventaja de que preservándose su carácter de extraordinario inhibidor de la
síntesis de proteínas sobre el ribosoma (IC50 hasta 80 veces menor que la
ricina), no pueden translocarse al citosol por la vía de transporte retrógrado
como la ricina y alcanzar los ribosomas de la célula. No obstante, la
conjugación con los transportadores adecuados permite vehicular a las
toxinas al interior celular siguiendo una ruta altamente productiva que sugiere
la internalización y el tránsito a través del retículo endoplásmico.
Las inmunotoxinas y conjugados preparados con ebulina l y nigrina b se
indican en la figura 19. Como conector entre las proteínas de Sambucus y
los elementos conductores se ha utilizado en todo momento el N-
succinimidil 3-(2-piridilditio)-propionato (SPDP). Este conector químico se
reduce en el interior celular liberándose la toxina que entra en el citosol lo
que le permite atacar a los ribosomas e inhibir la biosíntesis de proteínas.
Por otro lado, no se pueden descartar otros efectos tóxicos que pueden
conducir a la apoptosis de las células afectadas.
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