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Plantas, espacios y públicos. El desarrollo de la Botánica en la España peninsular entre 1833 y 1936
proceso de germinación de semillas en laboratorio291; Miguel Ángel Junquera Muné (n. 1904)292
abordó un estudio biométrico sobre avellanas y Florencio Bustinza se ocupó de problemas
relacionados con el mundo de las fermentaciones. El laboratorio de Fisiología vegetal adscrito al
Real Jardín Botánico pasó, durante la década de 1930, por una etapa de inestabilidad, en gran
parte debida a la falta de fondos con los que mantener los proyectos de investigación en él
iniciados293.
En otras secciones del Jardín Botánico también se introducirían nuevas técnicas de estudio:
Elena Paunero iniciaría, en 1927, sus trabajos sobre germinación de ascósporas (Paunero, 1927).
En Cataluña, los estudios sobre citología e histología vegetal tendrán un cierto desarrollo en
el Laboratorio Biológico del Ebro, fundado, en 1910, en Tortosa (Tarragona), por el jesuita
Jaume Pujiula Dilmé (1869-1958)294; el padre Pujiula trasladó sus instalaciones, en 1914, a las
cercanías de la ciudad de Barcelona, desde entonces se denominaron Instituto Biológico de
Sarriá295. La formación biológica de este jesuita había sido adquirida en centro-Europa (Viena,
Innsbruck, Berlín); su investigación, alejada de los cauces oficiales, estuvo sufragada por la
Compañía de Jesús.
En Galicia, Cruz Gallastegui, adscrito a la ‘Misión Biológica’ de la JAE en aquel territorio,
publicaría, en 1926, algunos números cromosómicos de especies del género Brassica (Gallastegui,
1926) y Julián Alonso Rodríguez (1899-1963), catedrático de Historia Natural en el Instituto de
Segunda Enseñanza de Vigo y antiguo auxiliar bacteriólogo en la Estación de Patología Vegetal
en La Florida (Madrid), aplicaría, en 1929, técnicas de biometría foliar para estudiar poblaciones
de Pinus pinaster Aiton (Alonso Rodríguez, 1929)
El estudio de la vegetación
Los estudios sobre vegetación apenas interesaron a los naturalistas del XIX y, cuando ofrecen
algún texto de esta índole, este se acerca más a las descripciones literarias de un paisaje que a la
utilización de una metodología propia de la geografía botánica, aun cuando esta fuera conocida
en España; piénsese en el “Aspecto de la vegetación filipina” de José Pérez Maeso (1887), un
texto henchido de amor hacia “tan extensas comarcas de la madre patria” en el que no están
ausentes las referencias a “la clasificación fisonómica por formaciones vegetales, propuesta por
Grisebach”.
291. Su vinculación al Real Jardín Botánico será breve, la Memoria de la Junta para Ampliación de Estudios e
Investigaciones científicas correspondiente a los cursos 1931 y 1932 (Madrid, 1933) señala: “El señor Elizalde, que
trabajaba en el Laboratorio de Fisiología vegetal del Jardín, ha sido llamado por el Profesor Pittaluga para trabajar en el
Laboratorio Central de Investigaciones Clínicas de la Facultad de Medicina, en donde continúa sus estudios sobre
inhibición y germinación de semillas, pero con orientación a la fisiología y patología humana” (Op. cit., p. 205).
292. Datos biográficos de Miguel Junquera Muné (n. 1904) han sido aportados por Alfredo Baratas Díaz (1997:
279-290) y Francisco Javier Dosil Mancilla (2007a: 115).
293. El laboratorio de Fisiología vegetal del Real Jardín Botánico ha sido estudiado por Alfredo Baratas Díaz (1997:
279-290).
294. Sus aportaciones más significativas se centran en los ámbitos de la citología, histología y embriología comparada,
datos bio-bibliográficos en Antoni Bolòs i Vayreda (1958); Mercè Durfort i Coll (1995); Jordi Pujiula Masó (2010);
Francisco Teixidó Gómez (2011) y Alfonso V. Carrascosa Santiago; Clara Carrascosa Tejedor in RAH.DB-e.
295. Sobre el Instituto Biológico de Sarriá cf. Mercè Durfort i Coll (1985) y Raúl Velasco Morgado (2013).
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