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FLUJOS DE INFORMACIÓN Y ALFABETOS
                        QUÍMICOS

                                 Decía Bernardo de Chartres que somos como
                                 enanos a los hombros de gigantes. Podemos
                                 ver más, y más lejos que ellos, no por la
                                 agudeza de nuestra vista ni por la altura de
                                 nuestro cuerpo, sino porque somos levantados
                                 por su gran altura.

                                 Juan de Salisbury, Metalogicon, 1159, (III, 4)

Esta reflexión defendida por Isaac Newton en el mundo de la ciencia
reconoce que el trabajo de innumerables cientificos ha permitido el avance
discreto del conocimiento, jalonado por golpes de genialidad incubados en
los ambientes propicios, en momentos críticos de la historia, siempre
basados en las investigaciones anteriores. Ello ha permitido el ajuste y la
aparición de nuevos paradigmas en la Ciencia.

Momentos estelares han sido los que han conducido al desciframiento de
los códigos de información biológica, que desempeña un papel crucial en el
avance científico. Hoy es vital saber cómo se produce el flujo de
información en la materia viva para entender el complejísimo conjunto de
interacciones de las moléculas, las células y los tejidos entre si y con el
entorno y en consecuencia la respuesta biológica.

EL CÓDIGO GENÉTICO.

El final de la segunda guerra mundial dejó un panorama excitante desde el
punto de vista científico. En el plano de la biología irrumpía con toda
vitalidad la bioquímica y el intento de explicar la biología en términos
moleculares. Los estudios sobre los ácidos nucléicos y su función potencial
en la transmisión de la información genética fue el primer impulso para
descifrar el código que utiliza la materia viva para replicarse.

Los notables estudios cristalográficos de Franklin y Rosling (Franklin y
Rosling, 1953), junto con los no menos notables de Wilkins, Stokes y
Wilson (Wilkins y cols., 1953), permitieron a Watson y Crick (previo
examen de las fotografías cristalográficas obtenidas por Rosalind Franklin
de la sal sódica del ADN de timo de carnero), proponer una estructura de

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