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Como resultado del proyecto Manhattan se disponía de gran cantidad de
radioactividad y se decidió que podría ser útil desde el punto de vista
analítico para el estudio de los procesos biológicos y podría permitir la
preparación de biomoléculas marcadas con isótopos radioactivos.

La administración aminoácidos radioactivos permitió determinar que la
radioactividad se acumulaba en las partículas ribonucleoproteicas
conocidas como ribosomas. Entonces el grupo de Paul Zamenick empezó a
utilizar sistemas acelulares y encontró la radioactividad de los precursores
aminoácidicos en las proteínas (Zamecnik y cols., 1956). Este hito
fundamental en el uso de sistemas acelulares para estudiar los procesos
biosintéticos in vitro, supuso un paso de gigante para profundizar en el
estudio del mecanismo de biosíntesis de proteínas y de cómo la
información contenida en los ácidos nucléicos podría traducirse en
proteínas.

Zamenick, en colaboración con Hoagland descubrió que, en efecto, existían
unas moléculas de ARN que en presencia de adenosin trifosfato formaban
un complejo ternario (Hoagland y cols., 1956). Este complejo permitía la
activación del aminoácido para poder participar en el proceso de biosíntesis
de proteínas. Este ARN de transferencia era el que había predicho Crick.

Poco después de que Francis Crick propusiera el dogma central de la
biología, propuso también que debería existir algún tipo de intermediario
entre la información contenida en el ARN mensajero y las proteínas. Jacob
y Monod descubrieron que la información contenida en el ADN y el sitio
de síntesis de proteínas, el ribosoma, se transportaba mediante un ARN
metastable que denominaron ARN mensajero (Jacob y Monod, 1961).

Uno de los avances más significativos en la carrera por el desciframiento
de este primer código del flujo de información biológica, se produjo
cuando Severo Ochoa y Marian-Grunberg Manago descubrieron que un
enzima aislado de Azotobacter vinelandii catalizaba la síntesis de
polinucleotidos altamente polimerizados (Grunberg-Manago y cols., 1956).
Ello permitió a Ochoa la consecución del premio Nobel de Medicina y
Fisiología en 1959 junto a su discípulo Arthur Kornberg.

En paralelo, Niremberg y Matthaei utilizaron ácido poliuridílico sintetizado
con este enzima y extractos acelulares de la bacteria Escherichia coli para
determinar que este polinucleótido sintético permitía la síntesis de
polifenilalanina (Nirenberg y Matthaei, 1961). Por lo tanto, se concluyó
que el triplete UUU codificaba a la fenilalanina. De manera simultánea,
Govind Khorana, entre otros, sintetizó tripletes de nucleótidos que

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