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Antonio González Bueno
6º. Remitir al Colegio los ejemplares que reúnan para la ejecución de este proyecto, con
las noticias y observaciones que tengan á bien acompañar para los fines consiguientes.”
(Martínez Álvarez, 1858: 50).
La iniciativa de este proyecto, debida a Nemesio de La Llana y Gorostiaga (1796-1874)250,
entonces Presidente del Colegio de Farmacéuticos de Madrid y catedrático de Historia Natural
en el Colegio de San Fernando, se engloba dentro de una serie de actividades promovidas desde
esta institución, de las cuales la redacción del Diccionario de Farmacia (Madrid, 1865) y la
preparación de la Exposición Farmacéutica Nacional de 1862 son las más notables.
Las primeras aportaciones para esta ‘Flora Española’ se recibieron en agosto de 1858; a pesar
del descontento inicial de los responsables del proyecto, que propiciaría la redacción de nuevas
instrucciones solicitando la colaboración de los colegiales, el número de catálogos enviados a
Madrid debió ser bastante elevado, a juzgar por la decisión de nombrar una comisión de
“Revisores de los trabajos de la Flora farmacéutica”, conformada por farmacéuticos interesados
por la Historia Natural aunque, en la mayor parte de los casos, no fueran botánicos expertos251.
Quizá ello explique la carencia de un criterio unificador para la metodología de trabajo a seguir
por los colegiales y de la propia comisión de revisión; ni siquiera se estableció el sistema
clasificatorio idóneo.
No parece que la labor de esta comisión fuese productiva; desde su creación, en 1859, y hasta
su desaparición, probablemente hacia 1864, la ‘Flora farmacéutica española’ no realizó progresos
considerables. En agosto de 1864 el objetivo prioritario no era ya la publicación de esta obra sino
la ordenación de los materiales enviados al Colegio de Madrid por sus colegiales; trabajo para el
que fue nombrada una nueva comisión252.
El proyecto quedaría pronto olvidado; no fueron publicados ninguno de los catálogos
enviados, pese a ser conocidos algo más de medio centenar de ellos, si bien el área geográfica
abordada por la suma de estos quedaba muy lejos de representar una porción significativa del
territorio nacional253.
Los proyectos de El Droguero Farmacéutico y del Colegio de Farmacéuticos de Madrid
responden a un interés profesional, el del colectivo farmacéutico interesado en conocer las
sustancias vegetales de acción medicinal, y no específicamente botánico. La calidad de los
catálogos recopilados fue muy desigual y, en la mayoría de los casos, carecían de una metodología
clara; con estos condicionantes, la pretensión de publicar una “Flora española” no fue más que
una quimera.
250. En torno a la figura de Nemesio de Lallana han escrito Saturnino Fernández de Salas y Sanz (1875a; 1875b);
José Font y Martí (1875); Germán Martínez Álvarez (1875); Joaquín Olmedilla y Puig (1875); Manuel Pardo y
Bartolini (1875); Gabriel de la Puerta Ródenas (1875) y Angustias Sánchez-Moscoso in RAH.DB-e.
251. Esta Comisión estuvo formada por Nemesio Lallana Gorostinga, Carlos Ferrari Escardini, Pedro Lletguet
Díaz-Ropero, Julián Casaña Leonardo, Francisco Caballero Barba, Augusto Lletguet Lletguet e Ignacio García-Cabrero
Pérez (El Restaurador Farmacéutico 15: 10. Madrid, 1859).
252. Formada esta vez por Nemesio Lallana Gorostinga, J.L. Dueñas, Pedro Gil Municio, Joaquín Olmedilla
Garrido, Bernardino Puerta, Ángel Bellogín Aguasal y Joan Texidor Cos (El Restaurador Farmacéutico 20: 14. Madrid,
1864).
253. Cf. Antonio González Bueno (1986b) y Antonio González Bueno, Raúl Rodríguez Nozal (1996). Los
originales enviados quedaron inéditos; los más perdidos, otros conservados en el archivo del Colegio de Madrid, hoy
depositados en el archivo de la Real Academia Nacional de Farmacia.
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